30 de enero de 2015

La paloma picazuró con complejo de pato.

Antes de escribir una historia, aprovecho la oportunidad para aprender un poco del animal del que estoy hablando. Si es un ave, primero determino la especie con la "Guía de identificación Aves de Argentina y Uruguay" de Tito Narosky y Dario Izurieta, un libro que me acompaña en cada viaje -aunque he cambiado de edición- desde los 20 años. Uso para algunas cosas mis viejos apuntes-creo que por nostalgia- y sino googleo poniendo el nombre científico del bicho. 
¡Para alguien que, hasta amamantó en la biblioteca , esto es un placer de dioses! 
Pero los libros y artículos deben servirnos como orientación, más en lo que a comportamiento  se refiere. Narosky describe a la paloma picazuró como un bicho arisco....Evidentemente este señor no estuvo nunca en mi jardín. Aquí me visita una paloma de esa especie, que se pasea alegremente entre mis tres perros, y a la que hay que pedirle por favor, que se corra, para pasar.

Estas palomas son enormes!!!!! No deja de sorprenderme su tamaño, son tan robustas que si fueran caballos serían percherones. Cariñosamente las llamo, las palomas "doble pechuga".

Más de una vez he ido emocionada a buscar la cámara de fotos, pensando , qué bicho será ése, cuando veo una volar a lo lejos. Realmente su silueta es imponente. Y no sé por qué me siento decepcionada cuando, zoom mediante, me doy cuenta que es una paloma....¡Pufa ¿no podría ser un águila?! Tal vez, es por esa cosa tan humana, de acostumbrarnos a lo bello cuando es común, y ya no darle importancia.

Pero basta de backstage y vamos a nuestra historia.


El 21 de enero del 2015 fue un día "pesado". Calor agobiante, humedad, baja presión. Uno de esos días en los que uno agradece a Dios por tener un aire acondicionado. Al mediodía se largó la lluvia, y apareció la gorda.

Feliz desplegaba alternativamente las alas para mojarse. Realmente, lo estaba disfrutando. Así "esponjada" parecía todavía más grande. 

El resto del jardín estaba quieto. No volaba nadie, y mis perros estaban, por supuesto, durmiendo.




No me sorprendía el hecho de ver a una paloma duchándose. 
En Mendoza, colaboraba en una investigación que usaba como modelo palomas (en este caso la doméstica, Columba livia). Cuando no estaban bajo tratamiento, las dejábamos descansar en un jaulón muy grande, bajo un agüaribay en el patio . En verano solíamos manguerearlas para refrescarlas. Era un deleite verlas disfrutar de ese descanso. 
Fué durante ese período que me enseñaron a hablar con las palomas, costumbre que, como la siesta mendocina, no se me ha quitado.

Pero volvamos a la paloma...Veo que se acerca al agua, toma un sorbo, tranquila, degustándolo como quien bebe un licor. Y luego otro sorbito mas.



Y empieza a mover la cabeza , para un lado y para el otro, enfocando con los ojos el agua...ahí empecé a temblar-¿qué va a hacer esta tonta?-pensé. Evidentemente estaba midiendo la distancia al agua ( paralaje en movimiento: la paloma tiene un área muy reducida de superposición de los campos visuales de sus ojos, y por ello no tiene visión estereoscópica como nosotros. Te dejo el link por si te interesa percepción de la profundidad de campo).

Se acercó aún más al borde...temí que fuera una paloma suicida.



La pileta tiene 1,5m de profundidad...y este bicho no supo calcularlo.
Feliz en su ignorancia se zambulló como pato al agua...



De más está decir que la foto siguiente salió enfocando al techo...ya estaba por correr para buscar el bichero y sacarla...pero no me dió tiempo. Aleteó dos veces , alcanzo el borde y salió solita.



Después se quedo quieta como pensativa un buen rato.
Creo que se llevó un susto bárbaro.



En el agua dejó algunas plumas y un polvillo blanquecino como prueba de su hazaña. Prueba de la que se percató el piletero oficial (mi marido) protestando, ya que para él, la transparencia del agua, es una cuestión de honor.

Al día siguiente, la gorda volvió a aparecer. Se acercó al borde, pero el nivel del agua estaba más bajo (el piletero había pasado el filtro) quedando un reborde que evitaba que ella pudiera alcanzar el agua.

Me miró, la miré, volvió a mirar el agua, y empezó a caminar dando la vuelta a la pileta hasta donde está la escalera...Y aunque el primer escalón estaba cubierto por 5 cm de agua, se tiró, hizo pie en el mismo, y disfrutó de las comodidades de mi balneario.

Como vieron, las palomas aprenden rápido.




2 comentarios :

Alberto Gangi Tegui dijo...

Muy bueno y se aprende mas si (como en este caso), es tan divertido!!. Excelente, abrazo.

Anónimo dijo...

Muy didáctico Marisa!! Ojalá aprendiéramos tan rápido como las palomas, cuántos dolores de cabeza nos evitaríamos!! Adelante, un abrazo!!. Mónica Di Fulvio